El miércoles 15 de noviembre, Belén Elgoyhen, Investigadora Superior del CONICET en el Instituto de Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular “Dr. Héctor N. Torres” (INGEBI, CONICET), fue condecorada en Francia con el Gran Premio Científico de la Fondation Pour l’Audition, galardón que tiene el objetivo de destacar científicos o médicos de todo el mundo cuyos descubrimientos significan un progreso en el conocimiento de la audición humana y pueden implicar avances en el campo de la salud auditiva.
La Dra. Elgoyhen fue la responsable del descubrimiento de las dos proteínas fundamentales que conforman el receptor del sistema eferente olivococlear dentro del oído interno. Este sistema está conformado por un grupo de neuronas cuyos somas se encuentran en un núcleo del tallo cerebral denominado “núcleo olivo-coclear medial”. Estas neuronas proyectan sus axones al oído interno, y median el mecanismo por el cual el cerebro controla la sensibilidad para la detección de sonidos.
Este sistema es importante por diferentes razones. Por empezar, permite amplificar tonos que necesitamos escuchar y simultáneamente filtrar sonidos de fondo que podrían resultar molestos. También se activa, por ejemplo, cuando tenemos que realizar otra tarea comportamental para disminuir la información sonora que llega al cerebro de modo que podamos enfocarnos en por ejemplo leer o escribir.
El sistema eferente olivococlear también protege al sistema auditivo del trauma acústico, es decir, la exposición a sonidos muy intensos en forma repetida o durante largos períodos de tiempo. Esta sobre-exposición puede producir hipoacusia –perdida de la sensibilidad a distintas frecuencias- en forma temporaria o incluso permanente. Otro problema asociado a la hipoacusia es el de los acúfenos -percepción de sonidos fantasmas (carentes de fuente sonora externa) que se generan en el sistema auditivo periférico y el sistema nervioso central. Si bien existen ciertos tratamientos para esta patología, éstos son de eficacia muy variable y en algunos casos totalmente nula.
“Desde el laboratorio buscamos obtener moléculas que permitan desarrollar fármacos que puedan activar este sistema de protección. De todas formas, la mejor forma de prevenir el daño es evitar la exposición a impactos sonoros que puedan resultar lesivos”, afirma la investigadora galardonada. En el laboratorio de la Dra. Elgoyhen se identificaron los genes que codifican para dos subunidades de receptores de tipo nicotínicos: alfa 9 y alfa 10. Estas subunidades se expresan en células ciliadas del oído interno y forman receptores sinápticos sensibles al neurotransmisor acetilcolina. A través de estos receptores alfa 9 y alfa 10 opera el sistema olivococlear para controlar la sensibilidad del oído a estímulos externos.
“El problema de las células sensoriales de los oídos es que son pocas –aproximadamente 12 mil en cada uno- frágiles y que no se regeneran. Cada célula está asociada a la detección de una frecuencia específica. A medida que las células van muriendo perdemos la posibilidad de percibir la frecuencia correspondiente”
Más allá del reconocimiento a sus investigaciones en ciencia básica y sus potenciales aplicaciones clínicas, de acuerdo a la investigadora, uno de los aspectos de su trayectoria profesional que valoraron los evaluadores fue el servicio de salud de detección de las bases genéticas de hipoacusias en humanos, que funciona a su cargo desde hace más de una década en el INGEBI.
“Hace 15 años que proveemos desde nuestro instituto un Servicio Tecnológico de Alto Nivel (STAN) para hacer diagnóstico molecular de sorderas. De esta forma las personas hipoacúsicas pueden conocer el origen genético de sus problemas auditivos”, afirma Elgoyhen.
La nominación de Elgoyhen fue propuesta por el Dr. Langguth Berthold, un psiquiatra Alemán especialista en acúfenos, con el que la investigadora comparte la comisión directiva de la Tinitus Resaerach Iniative.
“Siempre recibir un premio es un estímulo y un reconocimiento. Más al tratarse de un premio internacional en el que participan investigadores de todo el mundo, de las primeras ligas y que cuentan con mayores recursos que nosotros. También es un estímulo para los becarios e investigadores que trabajan conmigo saber que lo que estamos haciendo acá en la Argentina es de primer nivel internacional”.